SENER ha firmado un contrato con OHB Italia, líder de la misión, como contratista principal para diseñar y fabricar la cápsula espacial que será lanzada desde la nave de OHB Italia. Sener liderará un consorcio industrial de más de 8 compañías procedentes de 6 países.
El grupo de ingeniería y tecnología Sener ha sido elegido responsable del diseño y fabricación de la sonda de la misión de ciencia espacial Comet Interceptor, de la Agencia Espacial Europea (ESA) en cooperación con la Agencia Espacial Japonesa (JAXA). Como contratista principal para el diseño y construcción de la sonda espacial -que será transportada desde la nave espacial de OHB Italia-, Sener liderará un consorcio industrial formado por más de 8 empresas de 6 países, expertas en el ámbito aeroespacial, como OHB Italia, SAFT Francia, MSC Canadá, Euro-Composites Luxemburgo e Iberespacio de España.
La misión será lanzada en 2029 con el objetivo de visitar, por primera vez en la historia de la exploración espacial, un cometa prístino, es decir, con sus propiedades físicas y químicas inalteradas desde su origen por no haberse acercado nunca al Sol. “Estos cometas tienen un gran interés científico”, cuenta Demetrio Zorita, responsable de Desarrollo de Negocio de Sener, “pues nos narran el origen de nuestro mundo. Explorando su superficie, observamos la formación del sistema solar y la Tierra hace cuatro mil quinientos millones de años”.
El objetivo será un cuerpo celeste procedente, probablemente, de la nube de Oort, una estructura ubicada en los límites del sistema solar, en la que iteraciones por fuerzas gravitatorias ocasionalmente precipitan algún objeto hacia dentro del sistema, convirtiéndolo en un cometa periódico, pero que aún no ha recorrido su órbita. La cápsula de Sener tendrá algo más de medio metro de diámetro, algo menos de un metro de altura y pesará, aproximadamente, 40 kg.
Se lanzará hacia el cometa desde una astronave de OHB Italia, responsable de la misión, y sobrevolará el núcleo del cometa a pocos cientos de kilómetros de distancia, realizando observaciones científicas de plasma, magnetismo y radiación en diversos espectros visible e infrarrojos, mientras que la astronave permanecerá segura mucho más alejada de éste. “La misión tiene enormes desafíos tecnológicos, siendo quizá el más difícil sobrevivir al hostil entorno de partículas alrededor del cometa con severas limitaciones en la masa y potencia disponibles”, dice Jose María Fernández Ibarz, director del proyecto en Sener.