1.- La crisis que atraviesa la industria aeronáutica está resultado más profunda de lo que se pensó en los inicios de la pandemia. ¿De qué manera está afectando a las empresas españolas?
En lo que se refiere a la industria aeronáutica, que en su ámbito civil tiene un carácter eminentemente global, la forma en que la crisis está afectando a la industria española no es muy diferente a la que lo hace en otros países de nuestro entorno. En ninguna crisis anterior se había producido una caída tan drástica del transporte aéreo y además en tan poco tiempo, ni con las distintas crisis del petróleo, ni con la primera guerra del golfo, ni tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ni tampoco con la crisis financiera de 2008. Por otro lado, los rebrotes están haciendo que la evolución, en lo que a la recuperación del transporte aéreo se refiere, esté siendo claramente peor de lo que se anticipaba al comienzo de la pandemia. Además esta crisis se ha producido tras años de incesante crecimiento del tráfico aéreo, en los que se han venido sucediendo records de ventas y entregas de aviones por parte de los principales fabricantes, con lo que esta caída se produce en una situación de máxima capacidad histórica de producción, tanto de los grandes constructores como de toda su cadena de suministro, lo que sin ninguna duda viene a agravar aún más la magnitud de la crisis.
Siendo el impacto en España parecido al de otros países de nuestro entorno, quizás cabe preocuparse más por la parte más débil de la cadena de suministro, las empresas tier 2 y 3, cuya fragmentación y escasa dimensión frente a empresas similares de nuestro entorno, las hace ciertamente más vulnerables frente a una crisis como ésta.
2.- ¿Estamos ante una crisis estructural que además de prolongarse en el tiempo cambie el modelo de negocio?
Un factor clave es la recuperación progresiva del transporte aéreo y su vuelta a una senda de crecimiento, hasta que esto no se produzca la industria aeronáutica no se va a recuperar. Por otro lado es fundamental que las otras dos columnas que sustentan a una parte sustancial de esta industria, la Defensa y el Espacio, no se vengan abajo. En esto es clave el papel de los gobiernos, especialmente en Europa, donde la aviación comercial pesa en términos relativos para su industria, más que en Estados Unidos. Son tiempos muy difíciles y va a haber tremendas tensiones sobre los presupuestos, pero una caída de la demanda en defensa y espacio sería estos momentos letal para la industria europea. La ya anunciada disminución del Fondo Europeo de Defensa desde los 13.000 millones de euros inicialmente previstos a poco más de 7.000, como consecuencia de las medidas excepcionales de ayuda por la crisis del COVID-19, ha sido una mala noticia más para el sector Aeroespacial y de Defensa europeo.
Respondiendo ya de forma más directa a su pregunta, pienso que efectivamente, va a haber un antes y un después de esta crisis para esta industria, al igual que para muchas otras. No me atrevería todavía a calificar estos impactos como un cambio en el modelo de negocio, pero sin duda las compañías van a revisar su estrategia industrial, es decir, su modelo de operaciones, su implantación geográfica, su grado de integración vertical y por tanto su política de proveedores. Creo que inevitablemente, veremos no pocos movimientos de consolidación en todos los niveles de la cadena de suministro, en algunos casos transnacionales. Por otro lado, se podría producir un impacto negativo y durante un tiempo más prolongado del que sería deseable, en el lanzamiento de nuevos programas de aviones comerciales y puede que también esta crisis acabe resultando una oportunidad para que los nuevos entrantes en el mercado, como los fabricantes chinos, emerjan con mayor rapidez.
3.- El último Plan Tecnológico Aeronáutico finalizó en 2003 y Ud. ha dicho en repetidas ocasiones que España no puede aguantar ni un minuto más sin un plan estratégico para el sector aeronáutico. ¿Qué aspectos debería contemplar?
Sin ninguna duda, esto es así porque lo primero que tenemos que recordar es que los Planes Tecnológicos I (entre 1993 y 1998) y II (entre 1999 y 2003) tuvieron un enorme éxito y un amplísimo efecto multiplicador sobre la industria española, a pesar de haber contado con unos presupuestos que, a los ojos de hoy, nos parecerían más bien modestos. Estos planes situaron a la industria española en una posición de liderazgo en Europa en tecnologías como las de los materiales compuestos y nos permitieron acceder a nuevos paquetes de trabajo en programas de Airbus como los A380 y A350, así como en los de otros fabricantes internacionales. El siguiente Plan no vio la luz como consecuencia de la crisis financiera de 2008 y por tanto desde el año 2003, España no ha tenido un Plan Estratégico o Tecnológico específico para el sector de ámbito nacional. No ha sido este el caso de nuestros socios europeos, que no lo debemos olvidar, son también nuestros competidores en muchos aspectos. Francia, Alemania y Reino Unido han venido manteniendo durante los últimos años importantes programas nacionales de incentivos y ayudas a la I+D en el sector aeronáutico. Hasta tal punto que a fecha de hoy, no podemos presumir de estar a la cabeza de Europa en ninguna tecnología en el ámbito aeronáutico civil, ni siquiera en la de los materiales compuestos. El sector aeronáutico español viene demandando desde hace tiempo un Plan Estratégico de amplio alcance con medidas encaminadas a mejorar la digitalización de las empresas y la implantación de los procesos de la Industria 4.0, la incorporación de nuevas tecnologías de fabricación, programas de I+D+i en áreas como la electrificación, nuevos materiales, reducción de emisiones, sistemas no tripulados, y también, entre otras muchas medidas, mejoras en la formación profesional y universitaria. De hecho, no hay nadie mejor que la propia industria para definir junto a la Administración las directrices de un Nuevo Plan Estratégico y Tecnológico Aeronáutico. La Agenda Sectorial de la Industria Aeronáutica desarrollada por TEDAE a finales de 2018 constituye el punto de partida adecuado sobre el que diseñar dicho Plan, actualizándolo evidentemente con las lecciones que estamos aprendiendo como consecuencia de la actual crisis del COVID-19. De hecho, durante el año 2019 y principios de 2020 se ha venido trabajando por parte de la industria española en un Plan Estratégico de ámbito regional, el de Andalucía, que se ha formulado recientemente y que constituye un buen referente de como la Administración, la industria y los agentes sociales pueden articular un Plan Estratégico de manera conjunta.
4.- Las crisis son a veces una oportunidad para reflexionar y salir más fuertes. Desde su experiencia, ¿qué sugerencias traslada a la industria y a las administraciones para superar esta crisis?
Efectivamente, así ha ocurrido en otras ocasiones, si bien la magnitud de esta crisis para el sector aeronáutico civil es de tal calibre que, honestamente, no resulta fácil vislumbrar como podemos llegar a salir más fuertes. No obstante hay que hacer todo lo posible para que así sea. En cuanto a posibles sugerencias comenzaría por aquellas que requieren de una articulación conjunta entre las empresas y las administraciones. En primer lugar, están sin duda las destinadas a mantener las empresas operativas y con el máximo de actividad posible. Como mencionaba anteriormente, ante la caída en los pedidos de la aviación comercial, que llevará un tiempo recuperar, no nos podemos permitir una caída en las otras dos vertientes de la industria aeroespacial, la defensa y el espacio, a pesar de que para una parte importante de la cadena de suministro española, estos negocios pesan sustancialmente menos que el de la aeronáutica civil. No sólo estamos ante el peor momento posible para reducir los presupuestos en estos dos ámbitos, sino que muy al contrario y si de alguna manera fuera posible, sería incluso deseable que aumentaran, lo que de hecho está ocurriendo ya en algunos países de nuestro entorno a pesar de la desafortunada reducción del Fondo Europeo de Defensa. En este sentido, es el momento para la industria y para España de sumarse a todas las iniciativas europeas que sea posible, tanto en los ámbitos de la I+D+i como en los nuevos programas de defensa o del espacio.
Es también el momento idóneo para hacer un esfuerzo por parte de las empresas y con la necesaria ayuda de la administración, en innovación y mejoras en la productividad, por tanto estamos ante el momento más oportuno para lanzar sin demora este Plan Estratégico para el sector del que ya hemos hablado. Todo esto implica un esfuerzo económico difícil de acometer, tanto para las empresas como para la administración, pero más que nunca tenemos que buscar entre todos las vías para ponerlo en marcha. No me atrevo a afirmar que para salir más fuertes después de la crisis, pero sí al menos para garantizar la propia supervivencia a largo plazo de nuestra industria.
Pero todo esto no dará frutos si la caja de las empresas se agota. Y por tanto además de las medidas ya en marcha para mantener la liquidez, es necesario articular medidas para minimizar el impacto de la crisis en el empleo. La industria aeroespacial es un sector generador de empleo de la máxima calidad. El conocimiento y la experiencia de sus empleados constituyen su principal fortaleza, imprescindible para mantener su competitividad en un negocio de largo ciclo y muy intensivo en tecnología. A ninguna empresa le puede satisfacer la idea de tener que reducir sustancialmente su plantilla con el objeto de garantizar su supervivencia. Todas las medidas encaminadas, no sólo a prolongar los ERTES el máximo tiempo posible, sino incluso a hibernar de alguna manera parte del empleo a medio plazo, pueden constituir una gran herramienta, no solo para ayudar a la supervivencia inmediata de las empresas, sino para posteriormente contribuir a que su competitividad se restablezca por completo y con la máxima rapidez una vez superada la crisis. Existen fórmulas para articular este tipo de medidas en algunos países de nuestro entorno y tendríamos por tanto que hacerlas posibles también en España.
Por último, esta crisis va a producir inevitablemente cambios estructurales en el sector en muchos países, también en España. Es el momento para que muchos empresarios reflexionen, hagan un esfuerzo de generosidad y pragmatismo y den pasos inteligentes hacia una mayor consolidación del sector en todos los niveles de la cadena de suministro, de manera que tengamos finalmente menos empresas, pero más grandes, con más músculo financiero, más capacidad innovadora y mucho más internacionalizadas.
5.- ¿Cómo valora el acuerdo suscrito por el Gobierno de España con Airbus?
En primer lugar hay que valorar muy positivamente que se haya alcanzado un acuerdo tras varios años en los que la relación entre Airbus y la Administración española ha estado lejos de ser la mejor posible. Este acuerdo no es solamente importante para Airbus, lo es para todo el Sector Aeroespacial y de Defensa, sobre el que el propio Gobierno Español reafirma en el acuerdo su carácter estratégico. Este último mensaje es de la máxima importancia porque, de hecho, nos vuelve a alinear con los países de nuestro entorno.
El acuerdo cubre muchas facetas absolutamente necesarias para ayudar a Airbus y al resto del sector, refleja compromisos importantes con nuevos programas de defensa y espacio o expresa en algunos casos el deseo de alcanzarlos, articula medidas vitales como el nuevo Plan Tecnológico Aeronáutico del que hemos hablado anteriormente, constituye un fondo de apoyo a la cadena de suministro con el soporte de TEDAE y también medidas de apoyo a la exportación y a las aerolíneas. Airbus adquiere a su vez compromisos relevantes, como el de alcanzar un acuerdo de seguridad para salvaguardar la custodia de los activos estratégicos españoles en una nueva filial del Grupo.
Dicho todo esto, las circunstancias actuales y no me refiero sólo a las económicas, no son las más favorables y estoy convencido de que tanto el Gobierno Español como Airbus hubiesen deseado alcanzar un acuerdo más ambicioso en todas las facetas. Por tanto, me resisto a ver este acuerdo como un “punto de llegada”. Por el contrario, una vez recuperado un diálogo fluido entre las partes, reconocido por parte del Gobierno Español el carácter estratégico del Sector Aeroespacial y de Defensa así como el papel fundamental que Airbus debe jugar en España como empresa tractora y por otro lado, reconocida por fin, como así parece, la importancia que España debe tener para Airbus como uno de sus países fundadores, prefiero ver en este acuerdo un “punto de partida”, para que a medida que la situación económica mejore, el acuerdo no sólo se vaya ejecutando con el máximo rigor, sino que también se vaya ampliando y enriqueciendo con nuevos compromisos por ambas partes que contribuyan a apuntalar el futuro del Sector Aeroespacial y de Defensa en España.
6.- Los problemas a los que se enfrentan las empresas grandes, las Tier 1, son distintos de los de la cadena de suministro, formada por pequeñas empresas. ¿Las soluciones también deben ser distintas?
El origen del problema, la caída del mercado, es el mismo para todas las empresas y muchas de las formas en que se manifiesta son también comunes: caída brutal de la carga de trabajo, sobrecapacidad, problemas de liquidez… Ahora bien, la gravedad de los problemas y sobre todo la vulnerabilidad ante los mismos aumenta de manera exponencial y contraria al tamaño de las empresas y a su posición en la cadena de suministro. Los tier 2 y 3 son mucho más vulnerables, no sólo por su mucha menor diversificación de productos y de clientes o por su debilidad financiera, sino porque también están mucho más expuestos a las medidas que en algunos casos, toman las grandes empresas y los tier 1 para solucionar sus problemas, recuperando carga de trabajo subcontratada para ocupar su propia capacidad excedentaria. Por tanto, sin olvidarnos de los problemas importantes a los que se tienen que enfrentar los tier 1, es en esas pequeñas y medianas empresas donde, tanto los grandes fabricantes como las administraciones, tienen que poner el foco principal, con aporte de liquidez, con soluciones a un plazo más largo en el ámbito laboral y con ayudas a los procesos de integración vertical y horizontal a lo largo de toda la cadena de suministro, sin olvidarnos de otras medidas de apoyo, como las orientadas a la digitalización y modernización de su tejido productivo.
7.- ¿Cómo están reaccionando los países de nuestro entorno? ¿hay algo de lo que, a su juicio, podamos aprender?
En general los principales países de nuestro entorno han reaccionado de manera muy rápida y con aportaciones masivas de fondos, en primer lugar a nuestros principales clientes, es decir al propio sector del transporte aéreo, que es el que está sufriendo de una manera más directa y brutal el impacto de la crisis y también con ayudas de todo tipo al Sector Aeroespacial y de Defensa, a lo largo de toda su cadena de suministro. Algunos países están anunciando aumentos en su presupuesto de Defensa destinados también a ayudar a la industria. Por ejemplo Francia ya anunció en junio un paquete de ayudas de 15.000 millones de euros para paliar el impacto de la crisis del coronavirus en los sectores del transporte aéreo y de la industria aeronáutica y más recientemente, se hizo público también un aumento de su presupuesto de Defensa para 2021 en un 4,5%, comunicándose de forma explícita desde su Ministerio que dicho aumento constituye una contribución a la recuperación económica del sector industrial de la Defensa. En las últimas semanas hemos podido constatar también que, en líneas generales, el borrador de Presupuestos Generales del Estado de España para 2021 apunta en la misma dirección en lo que a las inversiones en Defensa y apoyo al sector aeroespacial se refiere.
Evidentemente la dimensión del Sector Aeroespacial y de Defensa en Francia es mucho mayor que en España, como lo es también la fortaleza financiera del país, con lo que no es mi intención hacer una comparación numérica entre las ayudas y los presupuestos de los dos países. Asimismo, muchas de las medidas adoptadas por Alemania en apoyo a sus empresas, en general están fuera de nuestro alcance a la vista del endeudamiento público español
Sin embargo, si tenemos cosas que aprender o incluso me atrevería a decir que recuperar cosas que supimos entender en otros tiempos. La más importante es articular, de una vez por todas, una Política Industrial de Estado para los sectores estratégicos, a largo plazo y sostenida en el tiempo independiente de qué partido o partidos estén a cargo del Gobierno en cada momento. Alguien dijo una vez en España aquello de que “la mejor política industrial es aquella que no existe”, frase muy desafortunada que en España ha tenido, desgraciadamente, mucho más éxito del deseado, no habiendo sido el caso para la mayor parte de los países de nuestro entorno, que no han tenido ningún complejo a la hora de apoyar con políticas de Estado a largo plazo a sectores estratégicos como el Aeroespacial y de Defensa.