Acompañado de la Ministra Margarita Robles, de las máximas autoridades del ministerio de defensa y de la cúpula militar, el Presidente de Gobierno firmó el pasado 11 de junio la nueva Directiva de Defensa Nacional 2010 (https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2020/110620-DirectivaDefensaNacional2020.pdf).
Se trata del documento que marca las prioridades y líneas de actuación en materia de defensa para los próximos años adaptándose al escenario estratégico de seguridad europeo y global, que ha cambiado de forma muy significativa desde la última Directiva de Defensa Nacional de 2012.
La nueva Directiva de Defensa 2020, alineada con la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017, define “una estructura más integral de la Seguridad Nacional, con la participación de todos los instrumentos del Estado y una Defensa Nacional cercana al ciudadano y acorde a los retos del siglo XXI”.
El documento señala que la Defensa ha pasado de ser un concepto orientado a gestionar amenazas concretas a contribuir a un sistema de Seguridad Nacional integrador, a formar parte de la solución de cualquier problema de Seguridad. El escenario actual contempla desafíos de seguridad cuya solución precisa de la colaboración multilateral de los países y han entrado en liza nuevos factores, como el cambio climático, los desastres naturales, las amenazas a las redes de datos digitales, el ciberespacio y el espacio ultraterrestre, entre otros.
Entre las directrices que marca esta nueva Directiva figura incrementar la presencia de la mujer en la carrera militar, garantizar unas condiciones de trabajo seguras y dignas para los miembros de la FFAA y un apoyo decidido por parte del Gobierno en la promoción de la cultura de defensa y de su repercusión en el avance social entre los ciudadanos. Ratifica el compromiso con la Europa de la Defensa y con la construcción de la Política Común de Defensa y Seguridad de la Unión Europea, y reitera el vínculo estratégico con la OTAN. El documento incide en el objetivo de consolidar los mecanismos de cooperación interministerial y con el resto de las administraciones públicas, “persiguiendo la coherencia, eficacia y racionalidad en el uso de los recursos públicos que garantizar el Sistema de Seguridad Nacional”.
Por otro lado, y en línea con el objetivo de que las Fuerzas Armadas mantengan un nivel tecnológico avanzado que permita una capacidad operativa acorde a la evolución de las nuevas tecnologías, marca como prioritario “el fortalecimiento de la industria de defensa nacional y el desarrollo de una base industrial y tecnológica europea, como la mejor forma de asegurar que el equipamiento de las Fuerzas Armadas se mantiene en vanguardia tecnológica”. Para ello se necesita fomentar y proteger una industria de defensa innovadora. La excelencia tecnológica requiere potenciar la I+D+I, la captación de talento y la formación”.
La Directiva establece en su último punto que el desarrollo de los objetivos y directrices que establece “precisará de la financiación necesaria para abordar también los compromisos internacionales, la renovación y sostenimiento de las capacidades militares, con especial atención a las necesidades y calidad de vida del personal de las Fuerzas Armadas”.