Las trayectorias profesionales como las de Carlos Sánchez Tarifa, José Manuel Sendagorta, Pedro Pintó, Luis Ruiz de Gopegui y Víctor Rodrigo han dejado profunda huella en la crónica de la actividad espacial española. Con su talento, su curiosidad científica y sus aportaciones tecnológicas situaron a España en el mapa espacial internacional. Y hay algo más: sirvieron de inspiración para muchos otros profesionales que venían detrás.
Carlos Sánchez Tarifa
Es considerado el pionero de la propulsión aeroespacial en España y los que trabajaron con él destacan su carácter innovador, abierta inteligencia y tenaz inconformismo ante los retos. Todo esto, unido a su gran sentido del humor y vitalidad, hicieron de Carlos Sánchez Tarifa un referente para varias, muchas, promociones de ingenieros y profesionales de la aeronáutica y el espacio.
Su prolífica trayectoria comenzó en el equipo de investigación de Combustión creado por Gregorio Millán en el INTA (Instituto de Técnica Aeroespacial), donde participó en múltiples programas de motores de reacción, llegando a dirigir los departamentos de Investigación y Estudios Avanzados y de Energía y Motopropulsión. Y también tuvo una importante participación en la construcción del motor INI- 11, el primer motor de reacción construido en España.
En su faceta docente, fue profesor en la academia Militar de Ingenieros Aeronáuticos y más tarde Catedrático de Propulsión por Reacción Aérea y Espacial en la ETSIA (Escuela Superior de Ingenieros Aeronáuticos), área en el que fue un referente nacional e internacional. Y ya en 1960 inicia una estrecha y prolífica relación con la empresa SENER, asumiendo la responsabilidad de las cuestiones relativas a aerodinámica de la torre de lanzamiento de cohetes en Kiruna (Suecia) que esta compañía española construyó para la ESA (entonces ESRO). Sánchez Tarifa también colaboraría con SENER a lo largo de los años en diversos trabajos de investigación de combustión en condiciones de microgravedad y como ingeniero jefe en el programa del motor para el Eurofighter.
Luis Ruiz de Gopegui
Si alguien “oyó” casi todo lo que se podía detectar del Espacio desde la Tierra, ese fue el físico, ingeniero electrónico por la universidad de Stanford y escritor Ruiz de Gopegui. Tras trece años en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y un breve paso por el INTA, empezó a trabajar para la NASA en España. Según cuenta su hija, la escritora Belén Gopegui, “un día vio un anuncio en un periódico: se requiere personal para la estación de la Base de Seguimiento de Vehículos Espaciales de Robledo de Chavela. Hacía falta saber inglés y electrónica. Mi padre sabía las dos cosas, se presentó y lo eligieron”.
Así llegó a ser una de las primeras personas que oyó frases célebres como “Houston, aquí base de la Tranquilidad, el águila ha aterrizado” de Neil Amstrong, o “Houston, tenemos un problema” desde el Apolo 13. Ruiz de Gopegui fue primero director de la base de Fresnedillas para después dirigir todas las estaciones de la NASA en España. Y colaboró en muchos de los programas de la agencia espacial americana como Apolo, Skylab, Apolo-Soyz y los primeros vuelos de los transbordadores espaciales.
No hay que olvidar su importante faceta de escritor y divulgador, tratando de contagiar su amor por la ciencia y por el cosmos, dejando una interesante lista de libros como Cibernética de lo humano, Seis niños en Marte, Ludwig el extraterrestre o Mensajeros cósmicos.
José Manuel Sendagorta
Ingeniero aeronáutico, investigador y empresario, tras su paso por el INTA se incorporó a SENER, empresa creada por su hermano Enrique unos años antes, abriéndola a distintos campos de actividad y al mercado internacional. Científico visionario y con determinado espíritu emprendedor, “Manu” Sendagorta situó a su empresa en el selecto grupo industrial internacional del espacio, reservado hasta entonces a las grandes potencias. Y lo consiguió en 1966 ganando un concurso convocado por la ESRO (de la que España formaba parte, desde su fundación) para construir una torre de lanzamiento de cohetes de sondeo en el círculo polar Ártico (Kiruna, Suecia), para el estudio de las auroras boreales y de las variaciones del campo magnético en torno al polo norte. Sendagorta embarcó en la aventura al que había sido su profesor, Carlos Sánchez Tarifa, formó un equipo de profesionales de primer nivel como Chechu Rivacoba, Iñaki Ibabe, José Luis Echeandía y Alberto Martín. El proyecto y construcción se llevó a cabo en un tiempo récord y haciendo frente a todo tipo de dificultades técnicas, materiales y climatológicas, culminando con el exitoso lanzamiento de un cohete SkyLark en marzo de 1967. A partir de ese momento, la trayectoria profesional de este ingeniero no dejó de sumar innovadoras aportaciones.
VÍctor Rodrigo
Desde que acabara la carrera en 1973, este ingeniero aeronáutico ha estado estrechamente vinculado a la actividad espacial. Inició su trayectoria profesional en el INTA como ingeniero de sistemas del centro de misiles del Ejército del Aire y pasó a ser el director de programas espaciales Instituto, participando en los primeros satélites de comunicaciones ECS (European Communication Satellite) y MARECS (Maritime European Communications satellite) y en el sistema de iluminación del Spacelab. Otro de los programas en los que colaboró fue en el satélite Olympus, cuyo objetivo era ensayar y verificar en órbita las nuevas tecnologías de comunicaciones y nuevos servicios que serían la base de los satélites europeos.
En 1983 dio el salto a la empresa privada, fichando como director general de CRISA, donde trabajó hasta su jubilación en 2010. En esos 27 años la empresa participó en centenares de proyectos de espacio de exploración, telecomunicaciones, observación de la tierra, en la Estación Espacial Internacional y en los lanzadores Ariane, para los que se entregaron más de 800 equipos de vuelo. Víctor Rodrigo ha continuado asesorando a empresas y organizaciones nacionales e internacionales en actividades espaciales.
Pedro Pintó
De él se dice que ha sido maestro de muchos de los que ahora ocupan puestos relevantes en la industria espacial española y que entiende la industria espacial al servicio de la sociedad, para desarrollar soluciones e infraestructuras que aporten progreso y bienestar a los ciudadanos.
Ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, Pedro Pintó Tardón se incorporó al INTA en 1965, donde fue director de la división de electrónica y participó en el diseño del primer satélite español, el INTASAT, como responsable de pruebas. En 1986, tras un breve paso por una de las compañías que dieron origen a la actual Indra, CESELSA, se incorporó a HISPASAT, liderando la definición y construcción de los satélites HISPASAT 1A, 1 B, 1C, 1D y Amazonas 1.
Uno de los grandes hitos de su carrera profesional fue la puesta en marcha del programa DESATCOM junto con la administración española para preparar a nuestra industria para incorporar nuevas tecnologías en los satélites de comunicaciones, siendo competitivos en calidad, precio y plazos. Pedro Pintó recibió el Premio TEDAE 2019 en la categoría Espacio.