La contribución del transporte aéreo de personas y mercancías, de la aviación, al desarrollo de nuestras sociedades y economías es innegable. El reto es minimizar el impacto que tiene sobre el medio ambiente. Según el Grupo de Acción del Transporte Aéreo –ATAG-, la aviación es responsable de alrededor del 2% de las emisiones generadas por el hombre y del 12% de las generadas por el transporte en general. La solución para minimizar este impacto en el medio ambiente no puede estar de ninguna manera en dejar de volar, ni en volar menos, sino en desarrollar soluciones y tecnologías innovadoras para reducir las emisiones, en conseguir combustibles más limpios e impulsar la propulsión eléctrica, en la gestión del tráfico aéreo eficiente o en una mejor logística que aminore la contaminación generado el transporte de piezas y componentes. También en reducir el ruido de los aviones, al igual que su peso. Y por supuesto en una gestión sostenible de los residuos.
No se trata de poner puertas al campo frenando el crecimiento de la aviación. Sino de que los distintos actores enfoquen su creatividad y recursos en reducir su huella medioambiental. Cada uno en su parcela. Desde la fase de diseño de aeronaves y motores, en la fase fabricación, en la puesta en vuelo, en el transporte aéreo, la comercialización de los vuelos, la gestión del tráfico aéreo con rutas más eficientes y por supuesto los reguladores, las distintas administraciones.
Un listón tecnológico muy alto
Se trata sin duda de una tarea que requiere la colaboración de muchos actores y en la que habrá que seguir esforzándose puesto que las previsiones de crecimiento del transporte aéreo (8.200 millones de pasajeros en 2017, según datos de IATA, la Asociación Internacional de Aviación) ponen muy alto el listón tecnológico necesario para contrarrestar el impacto que tendrá sobre el medio ambiente y la calidad del aire.
La industria española, por su parte, lleva ya muchos años comprometida con el desarrollo de tecnologías y soluciones para que la aeronáutica y la aviación minimicen su huella medioambiental. Está en el ADN de las empresas aeronáuticas de TEDAE, tanto por responsabilidad como agente relevante en el desarrollo de la aviación, como porque es factor clave para su competitividad presente y futura.
La industria ha hecho suyos los ambiciosos objetivos de ACARE (Advisory Council for Aeronautics Research in Europe) para 2050. Como por ejemplo reducir en un 65% los ruidos percibidos, rebajar al 75% las emisiones de CO2 y los óxidos de nitrógeno en un 90%, emisiones cero en pista o el diseño de motores y aviones 100% reciclables.
Un 70% del I+D+i es sostenible
Nuestras empresas están liderando la innovación en este campo enfocando el trabajo en diversas direcciones y dedicando en torno al 70% de los proyectos de I+D+i a la mejora ambiental. Una de ellas es reducir el consumo de combustible (en 2015, el 27% de los gastos de una aerolínea correspondieron a combustible). De hecho, el A380, el A350 XWB y el A320Neo han recortado el consumo en un 51%, 25% y 20% respectivamente respecto a la anterior generación de aeronaves.
Otro objetivo es conseguir que los aviones sean más silenciosos, ya que aunque hoy son un 70% más silenciosos que hace 40 años, todavía queda margen para mejorar. También se está trabajando en biocombustibles alternativos cero emisiones.
Y ya se están acercando los vuelos de propulsión eléctrica híbrido y eléctrica, algunos ya en fase de pruebas (un monoplaza cuatrimotor eléctrico y el demostrador de vuelo eléctrico E-Fan X de Airbus, éste último en colaboración con Rolls-Royce). También en el tema de motores, ITP Aero está desarrollando la turbina de presión intermedia del motor de nueva generación Ultrafan de Rolls Royce, que ofrecerá un 25% de mejora en consumo y emisiones, al tiempo que están invirtiendo en propulsión híbrida. Otro hito de la empresa es la producción con tecnología aditiva (impresión 3D) de los segmentos de la turbina de baja presión del motor Trent XWB-84 de Rolls-Royce para el avión Airbus A350, y los álabes del TEC (Turbine Exhaust Case) del motor TP400 que equipa al avión de transporte militar Airbus A400M.
Y encaminados a lograr aviones más eléctricos, cabe destacar los proyectos en los que participa GMV – EMA4FLIGHT y VALEMA- , enfocados a la incorporación de actuadores electromecánicos en sistemas críticos de los aviones. Y al objeto de reducir el consumo eléctrico de los sistemas de aviación comercial, esta empresa igualmente está participando en el proyecto UBBICK (Utility Building Blocks) que aplicará el concepto IMA (Integrated Modular Avionics) a sistemas generales del avión, optimizando el número de computadores.
Altran también tiene varias líneas de investigación sobre electrificación de aeronaves para el ahorro de combustible y está trabajando en 10 proyectos basados en reducir la emisión del CO2 y evitar la generación del NOX.
Otro aspecto en el que está invirtiendo de manera importante la industria aeronáutica es en el diseño de piezas y nuevos materiales, ya que determina el 80% del impacto ambiental de un producto. En este ámbito se está innovando para conseguir que sean más ligeras (con menos consumo de combustible y menos emisiones), más duraderas y reciclables. Programas como Blade, de Airbus, mediante la modificación de la superficie, forma y material de las alas en el que trata de rebajar la fricción a la mitad. O las alas SMART, con mejor rendimiento, y el sistema PAMELA SHA que detecta defectos y daños en las alas, en las que está trabajando Aernnova. Y las tecnologías innovadoras que se están diseñando desde el consorcio EWIRA, en el que participa Aciturri, para diseño, fabricación y ensamblaje en componentes del ala del demostrador de vuelo FTB#2.
Con Europa
La industria aeronáutica española está liderando proyectos innovadores en el marco de las iniciativas europeas Clean Sky y SESAR. El programa Single European Sky ATM Research es el pilar tecnológico de la iniciativa de la UE de Cielo Único Europeo –SES-, que integra las actividades de innovación y desarrollo de más de 3000 expertos europeos que con nueva tecnología y nuevos procedimientos diseñen una nueva generación de ATM, de sistemas de gestión del tráfico aéreo.
Por su parte Clean Sky, el otro gran programa europeo de investigación se propone desarrollar nuevas tecnologías para impulsar nueva generación de aeronaves verdes y rentables, que generen menos emisiones y menos ruido dando así respuesta a los desafíos ambientales consustanciales al incremento del transporte aéreo previsto. El “ecosistema” Clean Sky agrupa más de 600 empresas e instituciones -entre ellas varias españolas jugando un papel relevante-, grandes empresas tractoras y PyMES, centros de investigación, academia y reguladores, que colaboran en el diseño y validación de tecnologías novedosas.
La gestión eficiente del tráfico aéreo es otro de los retos medioambientales de la aviación, que hacen posible establecer rutas más directas y reducir emisiones de C02,un campo al que Indra está dedicando importantes recursos. Dentro del consorcio 4DTM de SESAR, esta compañía está desarrollando la solución Flight Object Interopreability –FO IOP- que facilitará el intercambio de información completa de las operaciones aéreas en tiempo real entre centros de control de toda Europa, incrementando notablemente la eficiencia en la gestión del transporte aéreo del continente. Indra también está trabajando en sistemas de aterrizaje instrumental (ILS) y GBAS que facilitan sendas de aterrizaje más suaves y sostenidas, que demandan menos potencia y ayudan a ahorrar combustible. Los sistemas GBAS contribuyen al tiempo a reducir el ruido, que es una de las preocupaciones más importante para los aeropuertos.
La industria está trabajando mucho y en distintas áreas. Otras menos visibles pero no menos importantes, es la gestión de los residuos y consumo de agua y electricidad en fábricas e instalaciones, y el transporte eficiente de mercancías y personas.
Buenos datos
Según el Informe Medioambiental de la Aviación Europea 2019, elaborado por EASA, ya se está empezando a notar la contribución tecnológica e innovadora de la industria aeronáutica y los recursos invertidos desde distintas instancias para hacer frente a estos desafíos medioambientales. Se están consiguiendo mejoras tecnológicas, renovación de flotas y una mayor eficiencia operativa que contrarrestan parcialmente el impacto creciente, pero que son todavía insuficientes para compensar el sustancial crecimiento en la demanda de vuelos. Datos de este Informe revelan la eficiencia medioambiental sigue mejorando: desde 2005 se ha reducido en un 14% el promedio de energía acústica por vuelo y en un 24% el consumo de combustible de vuelos comerciales. Buenos datos que indican que es posible, que estamos más cerca, de conseguir vuelos limpios.