ENTREVISTA - Carlos Gómez Camacho, Ingeniero aeronáutico y Catedrático de Termodinámica en la Escuela Superior de Ingeniería de Sevilla

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ENTREVISTA - Carlos Gómez Camacho, Ingeniero aeronáutico y Catedrático de Termodinámica en la Escuela Superior de Ingeniería de Sevilla

Ingeniero aeronáutico y Catedrático de Termodinámica en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla, Carlos Gómez Camacho lleva más de 40 años vinculado al sector espacial, por el que siente una especial fascinación. Trabajador incansable, su liderazgo en proyectos europeos y su compromiso en el ámbito espacial andaluz, le posicionan como un experto en este campo en el que a día de hoy sigue luchando con talante didáctico, para lograr que la percepción que los poderes públicos y la sociedad tienen del Espacio alcance la dimensión estratégica que se merece en España.

Su trayectoria es muy larga y fructífera en el sector espacial, pero ¿cómo fueron sus comienzos y cómo descubrió el atractivo del sector espacial?

Carlos Gómez Camacho: Cuando acabé la carrera en los años setenta existían organismos especialmente importantes en este sector. Uno era el INTA, que lideraba el ámbito de las energías renovables, y luego se crearon otros como el Centro de los Estudios de la Energía o el IDAE, el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético, que lo comandaban ingenieros aeronáuticos, quizás porque los antecedentes fotovoltaico y con energía de concentración y de tratamientos de residuos en el Espacio iban asociados a estas energías renovables. Fue aquí dónde tuve el primer contacto con el Espacio, que es algo que a todo el mundo apasiona, verdaderamente tiene un componente de ensoñación.

Y en 2004, la Junta de Andalucía decide participar en el proyecto ERA-STAR (Space Technology and Research), donde los socios eran grandes regiones europeas o países de tamaño medio y me ofrecieron la posibilidad de liderarlo. La idea fundamental era armonizar proyectos de investigación financiados por los organismos oficiales relacionados con el Espacio. Me pareció un reto interesante y con sorpresa descubrí que tanto en Europa, como en Andalucía había más relacionado con el Espacio de lo que se esperaba.

El problema era que los expertos se conocían en proyectos internacionales, pero aquí no había este elemento común, es decir, ese tejido espacial y espaciable, refiriéndome a la gente que no pertenece al sector espacio pero que está vinculada al mismo. En este proyecto, Andalucía quedó muy bien tanto en el número de proyectos presentados como aprobados. ERA-STAR duró hasta 2010.

En el año 2007, se crea la red de regiones europeas, NEREUS (Network of European Regions Using Space Technologies), usuaria de tecnología espacial. Su objetivo consistía en hacer un lobby para que las políticas espaciales europeas y las nacionales tuviesen el enfoque adecuado desde la región. El Espacio estaba relacionado con el Estado, con aspectos de defensa, de seguridad, algunos estratégicos de comunicaciones y de control de la meteorología, pero no se había llegado a una perspectiva para aprovechar mucho más las tecnologías existentes y enriquecer con nuevas propuestas el panorama. Andalucía fue socia fundadora de NEREUS y estuve en el consejo de administración desde 2007 a 2013.

¿En qué acciones relacionadas con el espacio se encuentra actualmente inmerso?

CGC: La ciudad de Sevilla pertenece a la Comunidad de Ciudades Ariane (CVA) y casi con seguridad va a conseguir la capilaridad de la red de ciudades europeas para el año 2019. Abordaremos un proyecto sobre el inicio de la expedición Magallanes-Elcano, para ahondar en la navegación en esa época histórica tal y como lo hicieron ellos, pero además utilizando ahora la tecnología que nos brindan los satélites. Se trata de acercar tecnologías espaciales ya probadas y adaptarlas a las peculiaridades de la ciudad de Sevilla, es decir, acercar el Espacio a la tierra.

Además, en relación con el ámbito andaluz estamos trabajando para tener actualizado el elenco de los actores espaciales y espaciables andaluz, con enlaces a sus actividades actuales para favorecer el contacto con el resto de la ciudadanía.

“La viabilidad de los proyectos de espacio necesita de las capacidades financieras de la Administración Pública”

Es importante señalar que aunque hemos participado en varias iniciativas ya mencionadas, antes el apoyo de la administración era frío y las potencialidades no se desarrollaban. Ahora el panorama es bien distinto; las Consejerías de Empleo, Empresa e Industria y la de Economía tienen un compromiso e interés sinceros por esta cuestión. Mi labor ahora consiste en repartir las tareas y procurar que esa cantidad ilimitada de proyectos se hagan realidad.

Entonces, ¿considera que es decisivo contar con el apoyo de la Administración en estos proyectos?

CGC: Por supuesto, la viabilidad de los proyectos de Espacio necesita de las capacidades financieras de la Administración Pública. El problema que surge es que los tiempos característicos de esos proyectos son siempre superiores a la pervivencia de las Administraciones. Es necesario por tanto que con independencia de que sigan las mismas formaciones políticas o no en el gobierno, es necesario hacer una labor de propaganda, captación y fidelización de las nuevas personas en estos cargos. Los proyectos muchas veces están firmados pero no ejecutados y la voluntad política es fundamental para cumplirlos. Por tanto, hay una labor de docencia continua con los poderes públicos.

En este sentido considero que es imprudente que no haya una agencia espacial española cuando prácticamente todos los países europeos la tienen ya y algunos son bastante más pequeños que nosotros, como Bélgica y Luxemburgo. Nos enfrentamos a una indefinición administrativa, no sabemos quién es el referente, a quién hay que dirigirse, todo reviste mucha complejidad. Obviamente, el INTA y el CDTI hacen una buena labor de cara a las empresas, pero España necesita una Agencia al igual que Europa necesita una agencia espacial europea, porque a la ESA hay que reconocerle el mérito pero las circunstancias políticas están cambiando y con los proyectos Galileo y Copernicus, las influencias política y técnica son más importantes. Los principios claves de la ESA de justo retorno fueron fundamentales para crear un sector espacial europeo, pero quizás ahora eso habría que replanteárselo de acuerdo con la evolución de la política europea y en especial, de la espacial.

¿Existe un desconocimiento del sector espacial en España?

CGC: El número y la calidad de proyectos espaciales que se lideran en España están por debajo del potencial que tenemos. Como ya he dicho anteriormente, es necesario realizar constantemente una labor didáctica en torno a este tema y en todos los ámbitos, incluyendo la Administración. Se desconocen esas avanzadas tecnologías espaciales y eso genera desconfianza, tanto desde el punto de vista político como ejecutivo. Muchas veces surgen empresas en este entorno que se acercan al rebufo de una subvención, pero falta pensar que el objetivo debe ser configurarse como empresas rentables.

Carlos Gómez Camacho

¿Cuáles son los beneficios que aporta el uso de los recursos espaciales?

CGC: El espacio ya permea absolutamente toda la sociedad y hay que verlo desde un punto de vista multidisciplinar. Se ha incorporado a nuestro día a día en forma de acceso a televisión, teléfonos móviles, Copernicus, medioambiente, seguridad (accidentes, incidentes), navegación, etc. Esperamos que Galileo se haga realidad y para ello es necesaria una política espacial europea en toda la extensión del término. Pero todavía queda mucho por hacer y conocer. La apuesta política de Europa y España por el Espacio es fundamental y no está lo suficientemente implementada ni asumida como otros elementos clave en dependencia tecnológica, como por ejemplo la política común de seguridad y defensa.

Reflexionemos por un instante ante propuestas interesantes, como por ejemplo, apagar 24 horas los satélites. Viviríamos situaciones similares de dependencia como la que antes teníamos del petróleo. Si nos quitaran ahora las miles de cosas que tienen que ver con la tecnología espacial, nos quedaríamos propiamente con la vestimenta de una playa nudista.

Sin embargo, sigue pareciendo que estos recursos espaciales son caros, ¿se podrían abaratar estos sistemas?

CGC: Seguro. A mí me preocupa el concepto forzado del lucro cesante, es decir, la cantidad ingente de ingresos, no sólo económicos sino también de servicios que no están a nuestro alcance por no aprovechar el Espacio que ahora mismo es comercialmente viable. Existe un término en economía que explica que la oferta crea la demanda, pero no lo considero aplicable al sector comercial del Espacio, debido a que es demasiado convencional para su propia potencialidad.

El espacio hay que traerlo a la tierra, hay que hacer un esfuerzo adicional y realizar las nuevas inversiones para utilizar lo que ya se sabe de Espacio. Con la formación de los jóvenes egresados y haciendo de la necesidad virtud, podrían salir proyectos impensables. Los veteranos del sector espacio tienen que seguir ahí, aportando su conocimiento pero las nuevas generaciones tienen que aprender, hay que enseñarles lo que el Espacio pone a nuestro alcance y permitirles que piensen qué se puede hacer sin cortapisas de histéresis o vicios adquiridos. A las jóvenes empresas les cuesta mucho incorporarse al sector espacio y hay una serie de limitaciones sensatas pero otras son absurdas. Muchas de las tecnologías que se utilizan en el Espacio están ya obsoletas. Cuando la seguridad obstaculiza desarrollos que pueden llegar a corto plazo, es sensato pensar que habría que sacrificarla aunque sea un poquito.

En un sector tan avanzado, ¿existen verdaderamente muchas tecnologías espaciales obsoletas?

Utilizamos muchos elementos de tipo informático que son de las primeras generaciones. En este sentido, debemos abrirnos a nuevas tecnologías, ser más osados y si conseguimos hacer algunos componentes de los satélites más baratos, esto redundará en una mayor independencia de uso. El elemento clave, además de la tecnología, en una sociedad democrática es la mentalidad de la ciudadanía que se supone que marca las líneas de desarrollo de la política. Hay que dar voz a los ciudadanos pero también información, es un sector atractivo, esas imágenes de Plutón ofrecidas por la NASA, la primera imagen medida de explosión de una estrella cogiendo la órbita hasta la tierra. Todos las hemos visto planteándonos a veces por qué estamos aquí y otras cuestiones trascendentes. El Espacio seduce a grandes y pequeños. Hay muchísimo por hacer y sabemos qué se puede hacer y cómo hacerlo. Entonces, hágase.

En su opinión, ¿cuáles son las aplicaciones espaciales imprescindibles actualmente y aquellas que no utilizamos y podríamos aprovechar?

CGC: Estamos acostumbrados a las más cotidianas, como la televisión, la radio, Internet, la telefonía móvil, la navegación GPS, pero son muchas las que permanecen todavía sin aplicación.

Por ejemplo, no se está utilizando la tecnología espacial en la limpieza por ultrasonido de la ropa, que es hipoalergénica y conllevaría un desgaste mucho menor de la misma.

Dada la importancia de sectores como el turismo y la agricultura en nuestro país, estamos muy lejos de aprovechar el potencial que tenemos. Por ejemplo, podríamos conocer y medir mejor la temperatura y salinidad de nuestros recursos marítimos, informar sobre el índice de infrarrojos, la irradiancia directa y global del sol, que pueden tener connotaciones para la salud, etc.

Todos sabemos que se está produciendo un envejecimiento de la población en Europa, utilizando sistemas espaciales podríamos tener un mayor control de este censo de población, ofrecerles una mayor atención por ejemplo cuando viven en localizaciones más aisladas. En casos de emergencia podríamos medir sus constantes vitales, averiguar qué tipo de patología tienen o pueden desarrollar, organizar el envío de ambulancias y equipamiento médico, la trayectoria a seguir, qué semáforos controlar para darles prioridad.

En términos agrícolas, podemos medir el estrés hídrico de nuestras plantaciones, por ejemplo, en Andalucía con los olivos, si tenemos información adicional sobre si se puede regar olivo a olivo aprovechando mejor los recursos, sería posible incrementar entre un 20-30% las cosechas. Algo parecido ocurre con los invernaderos que seguidos desde el espacio se controlarían los índices de maduración, se podría gestionar la logística de mercancías. También se puede calcular la cantidad de biomasa, que puede generar problemas en términos de incendios, sería posible detectarla y organizar su óptima recogida.

Otro de los usos que no realizamos es el posible descubrimiento de yacimientos arqueológicos con técnicas espaciales. Hacer zoom, ver irregularidades del terreno que no son naturales, ver formaciones como dólmenes, potenciales asentamientos humanos, etc.

Se abre un mundo de posibilidades infinitas y está a nuestro alcance. El Espacio es un mirador privilegiado, que nos permite asomarnos, tener otras perspectivas y tomar decisiones.

Saber de Espacio hoy forma parte de la cultura. Al igual que una persona ha leído el Quijote, o sabe un soneto de Lope de Vega, tiene que tener sus conocimientos de tecnología y por supuesto de espacio. El concepto de cultura hay que redefinirlo y ampliarlo y lógicamente el concepto de Espacio merece ocupar un lugar esencial. No se puede dejar de mirar al cielo, pero ya que podemos mirar desde el cielo, aprovechémoslo.

Entre todos esos usos, hay también algunos de carácter negativo, ¿podemos hablar de que existe un terrorismo espacial?

El concepto de terrorismo está en redefinición constantemente. Es un hecho que hay actividades terroristas que muy difícilmente se pueden hacer sin contar con los medios espaciales con los que cuentan los estados. Ejemplos de ello tenemos con el derribo del avión de Malaysia Airlines sobre Ucrania y simplemente Google Earth ofrece una información importante para esas actividades. Es una realidad que todo lo que es de acceso público es susceptible de hacer un uso ilegal y en este sentido, los medios de defensa tienen que estar en el espacio.

Sin embargo, la Seguridad y Defensa no disfrutan de mucha “simpatía” entre la ciudadanía ¿cómo se puede cambiar esa percepción actual?

CGC: En España es verdad que no existe una cultura de Defensa. Años atrás se asimilaba el Ejército al bando vencedor, pero afortunadamente eso ha cambiado. Los mayores convencidos y defensores de la Constitucionalidad son las Fuerzas Armadas. Aquí en nuestro centro universitario tenemos mucha relación con ellas. Recientemente organizamos una presentación de convocatoria de prácticas de alumnos en bases del Ejército del Aire, con un total de 21 plazas. A los militares les digo a menudo que, lo mucho y lo bueno que hacen es desconocido porque son excesivamente tímidos para contarlo.

Afortunadamente, con la profesionalización de las Fuerzas Armadas su aprecio ha crecido tiene mejor aprecio, pero el conocimiento y su reconocimiento es todavía una asignatura pendiente. Yo creo que tienen el derecho y la obligación de ser mucho más activos y proactivos en eso que dicen que Defensa somos todos. Y desde el punto de vista de la sociedad reconocerlo, que hay unas personas en Defensa que están en primera línea, pero que ésta está muy cerca de la segunda y ahí estamos todos nosotros.

Al igual que el Espacio es algo en lo que todos tenemos que estar implicados, también en la defensa debemos hacerlo. Es un ejercicio consciente, responsable y voluntario de democracia y la ciudadanía es inteligente para asumirlo.

Carlos Gómez Camacho

En materia de basura espacial parece que todavía tenemos un largo camino por recorrer, ¿tiene alguna propuesta en este contexto?

CGC: Sí, eso que se ha dado en llamar las cuatro “erres”: reducir, reutilizar, reciclar y reparar. Existen casos de pérdidas de activos espaciales y no debemos olvidar que cualquier elemento que se lance al Espacio debe llevar implícito y garantizado el tratamiento que debe recibir una vez que deje de ser útil, bien sea mediante reentradas controladas, órbitas de cementerios y minería espacial. Y aquellos elementos que puedan ser más peligrosos, deben estar identificados y desactivarlos en la medida de lo posible. También es importante prestar atención a los sistemas de alerta de impactos de meteoritos.

Con todas estas iniciativas, ¿qué es lo que le falta a la sociedad para hacer del Espacio un uso cotidiano?

CGC: Hay un término que me gusta emplear por su dimensión abierta y global y es la democratización del Espacio. Y significa que todo lo que tiene que ver con el espacio, desde las políticas europeas más amplias hasta las últimas aplicaciones que se autoricen y comercialicen, la ciudadanía tiene el derecho de opinar por su inmensa potencialidad y porque va a influir mucho en sus vidas. Todos y en especial los poderes públicos tenemos que prepararnos para ese debate y quizás no se le ha dado suficiente propaganda por pudores mal entendidos, pero hay que llegar a considerar el Espacio como una cuestión de Estado y llegar a acuerdos con la participación de la ciudadanía, las empresas del sector, las asociaciones de empresa y definir qué política espacial queremos teniendo en cuenta que los tiempos característicos de las iniciativas y proyectos son largos (10-15 años como mínimo).

“Son muchas las tecnologías espaciales todavía sin aplicación”

Para los que trabajamos en este sector es imprescindible hacer una labor didáctica después de que cada formación política nombre a sus comisiones de espacio. Tenemos que hacer ese esfuerzo de localización de las personas, sobre todo con los nuevos, en partidos consolidados o los recién llegados al arco parlamentario.

Y, ¿qué papel juega la universidad en el entramado espacial? ¿La ciencia sigue atrayendo en este marco?

CGC: En esta Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla, tenemos más de 6.000 estudiantes sin contar los master y el número se incrementa cada año. En España lo que me preocupa más de nuestros futuros ingenieros es el no ejercer la profesión al nivel que se tiene. En Andalucía no hay problema para encontrar trabajo con las titulaciones de ingeniería aeronáutica o espacial, las empresas piden egresados de estas titulaciones y no se cubre la demanda. También hay empresas creadas por los estudiantes o las spin-off de las universidades.

Las empresas tradicionales de sectores como aeronáutico y espacial deberían hacer el esfuerzo de ser más flexibles, al ser estructuras grandes es difícil adaptarse a momentos de cambio y esta generación que tenemos que es la que está mejor formada, tenemos la obligación de ayudarles y que saquen la potencialidad. Soy optimista respecto al futuro, creo que la crisis ha sido un revulsivo muy duro, pero en el conjunto de la sociedad ha ayudado a pensar las cosas de otra manera a la hora de trabajar, con arreglo a conceptos como la multifuncionalidad, teletrabajo, spin-off de la universidad, viabilidad técnica, financiera, etc.

¿Y qué le pide a su alumnado?

CGC: Yo formo en Termodinámica a mis alumnos y les digo que quiero que sean capaces de llevarme vivo a Marte. Imagino lo que debe ser subirse al borde del Monte Olimpo y mirar desde esa perspectiva. En las sociedades actuales nos movemos por intereses, pero las grandes fuerzas son los sentimientos y emociones. Antes las colonizaciones tenían la misión de llegar donde nadie había estado.

Con el espacio es llegar no sólo donde nadie estuvo, sino donde nada hubo. Los límites los marcamos nosotros, el espacio produce esta osadía y temeridad de pensamiento. El espacio es un elemento de crecimiento porque nos hace estirarnos hacia arriba y al mismo tiempo aumentar la presión de nuestros pies sobre el suelo. Una buena forma de enraizar los pies en el suelo es tener la cabeza cada vez más alta en el cielo. Hay espacio para todo y todos.