Los retos de la industria espacial en 2017

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Los retos de la industria espacial en 2017

El sector espacial ha iniciado este año un periodo de especial trascendencia para su futuro. La inversión se recupera, nuestro país tiene mayor presencia en los órganos de decisión de la ESA, y nuestras empresas participan en los programas más importantes en marcha en este momento.

España preside este año el Consejo de la Agencia Espacial Europea, el máximo órgano de decisión de la Agencia, lo que le lleva a participar en las reuniones en las que se preparará la estrategia europea del Espacio. Una estrategia que se aprobará en el próximo Consejo Ministerial de la ESA, que se celebrará en España en 2019.

Se trata además de un año que comienza después de que el Gobierno español anunciase en diciembre que elevará su aportación al presupuesto de la ESA hasta los 1.512,3 millones de euros para el periodo 2017-2024. Un incremento que se traducirá en un mayor volumen de contratos y empleo para nuestra industria. De esta partida, 459 millones se destinarán a financiar los programas opcionales de la ESA, lo que permitirá a las empresas de nuestro país tener mayor participación en aquellos proyectos que estratégicamente tengan más interés.

Con este presupuesto, la aportación anual española a la ESA se situará a partir del próximo año en el entorno de los 200 millones de euros anuales, un 30% por encima de los 150 millones a los que había quedado reducida tras los recortes llevados a cabo durante la crisis. España afianza así su quinto puesto como mayor inversor en el espacio en Europa y el Gobierno reconoce el carácter estratégico de este sector.

Se trata por otra parte de un año que comienza después de que la ESA haya logrado reunir los apoyos necesarios para dar continuidad a la misión Exomars, pese al duro golpe que supuso que el pasado año la sonda Schiaparelli se estrellase al aterrizar en el planeta rojo. La Agencia trabajará por tanto en la segunda fase de la misión, que abordará el reto de posar en 2020 una plataforma y un vehículo con capacidad para perforar la superficie de Marte varios metros, donde los científicos consideran que, protegida de la radiación, podrían hallarse vida o restos de ella. La continuación de Exomars es una buena noticia para nuestra industria, que mantiene una participación del 7% en este programa.

Además de la exploración de Marte, este año oiremos hablar mucho de la Luna. En la última reunión interministerial de diciembre, la ESA mencionó de nuevo sus planes de promover la creación de una base habitada en este satélite, dentro de una iniciativa a largo plazo para la que estaría buscando socios.

Prueba de que estos planes van más allá de las meras declaraciones es el hecho de que en la segunda mitad de 2017 se vaya a abrir unas nuevas instalaciones en el Centro Europeo de Astronautas (EAC) para realizar pruebas con las que familiarizar a astronautas con un entorno similar al de la Luna.

Mucho más concretos son sin embargo los planes de China, que este mismo año tiene previsto enviar una sonda a nuestro satélite y regresar a la Tierra con 2 kg. de regolito lunar. También conoceremos a finales de este año el desenlace del Google Lunar X Prize, un concurso que premiará con 30 millones de dólares al primer equipo que consiga poner un vehículo en la Luna, recorrer 500 metros y enviar imágenes a la Tierra.

Mientras esto ocurre, en septiembre seremos testigos de cómo la sonda Cassini de la NASA que orbita Saturno desde julio de 2004 se adentrará en la atmósfera de este planeta para desintegrarse, después de habernos regalado hace sólo unos meses las imágenes más deslumbrantes y con más detalle de los anillos del planeta tomadas hasta la fecha. También llegará a su fin la vida de la misión Dawn de la Agencia norteamericana, una sonda que agotará este año su combustible y se mantendrá orbitando indefinidamente alrededor del planeta enano Ceres.

Será por otra parte un año repleto de lanzamientos. De nuevo se espera que China sea el país que realice un mayor número de ellos, alcanzando la cifra de treinta despegues y poniendo así de relieve la potencia y buena marcha de su programa espacial. Por su parte, Europa comenzó el año lanzando al espacio precisamente un satélite español de comunicaciones de Hispasat con el que se abrió un calendario en el que en marzo se lanzó el Sentinel 2-B al que está previsto que le siga el lanzamiento del Sentinel-5P en el segundo semestre y el Sentinel 3-B a finales de año.

Para agosto por otra parte se ha fijado el lanzamiento de cuatro satélites Galileo idénticos de forma simultánea a bordo de un Ariane 5.

En octubre se pondrá en órbita además un segundo nodo del sistema Europeo de Retransmisión de Datos (EDRS-C), que permite la transferencia de datos en tiempo real a la Tierra mediante tecnología láser. Esta red se convertirá en el ‘ADSL’ del Espacio, permitiendo enviar datos de satélites como los Sentinel casi de forma inmediata.

También en el último trimestre del año, el satélite de Observación de la Tierra Paz de la española Hisdesat se lanzará al espacio a bordo de un lanzador Falcon 9 de Space X. El satélite dotado de un sensor radar de apertura sintética proporcionará imágenes en cualquier condición meteorológica, de día y de noche.

Cerrará la lista de lanzamientos, el satélite ADM-Aeolus, un sistema que será capaz de ofrecer diariamente perfiles de viento globales de nuestro planeta y que ayudará a mejorar la precisión de las predicciones meteorológicas.

En EE.UU habrá que estar de nuevo atentos a los movimientos de empresas del denominado ‘Nuevo Espacio’ como Space X, que trabaja para lanzar por primera vez la versión más pesada y potente del Falcon, realizar un primer lanzamiento reutilizando los propulsores recuperados de otros vuelos, y que está realizando las primeras pruebas no tripuladas con su cápsula Dragon. Una cápsula que podría, según ha anunciado la compañía, llevar a los primeros turistas a la Luna en 2018 y que la NASA podría utilizar este mismo año o el próximo a más tardar para trasladar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS).

Junto a Space X, Boeing es la otra compañía seleccionada por la NASA para transportar en el futuro a sus astronautas a la ISS. Este año, iremos conociendo los avances que la empresa lleve a cabo en el diseño de su nave Starliner CST-100, que también debería estar lista pronto para completar sus primeros vuelos no tripulados.

Respecto a la Estación Espacial Internacional, también tendremos noticias el 15 de mayo, cuando el astronauta de la ESA Thomas Pesqueti regrese a la Tierra para ser relevado el día 29 por el astronauta italiano de 60 años Paolo Nespoli, que cumplirá una misión de cinco meses en la estación. Mientras tanto se seguirá discutiendo sobre el futuro de esta infraestructura, que tiene asegurada su continuidad y financiación hasta 2024.

Y mientras la actividad en órbitas cercanas a nuestro planeta crece año a año, aquí en la Tierra en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA (ESOC) en Darmstadt, Alemania, se celebrará del 18 al 29 de abril la séptima edición de la conferencia sobre ‘desechos’ espaciales. Un problema que cada vez preocupa más por el riesgo que supone para misiones en curso y nuevos lanzamientos y para el que la UE ya ha puesto en marcha el programa de vigilancia espacial SST, que se suma por su envergadura a grandes proyectos como Copernicus y Galileo y en el que España tiene una importante participación. Nuestro país está desarrollando un sistema propio que aportará capacidad de vigilancia a este sistema mediante el empleo de una serie de potentes radares y telescopios.

2017 es un año que será recordado por el descubrimiento de un nuevo sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra, que orbitan en torno al astro Trappist-1, y que podrían tener condiciones adecuadas para tener agua líquida en su superficie y albergar vida.

El hallazgo espolea el interés por las misiones de búsqueda de vida en un año que será la antesala para el lanzamiento en 2018 del satélite TESS de la NASA (Transiting Exoplanet Survey Satellite) que apuntará directamente a 200.000 estrellas en busca de exoplanetas similares a la Tierra en tamaño. También se lanzará el próximo año la misión europea CHEOPS, que igualmente tiene como objetivo el estudio de exoplanetas pequeños (del tamaño de Neptuno y menores). La misión se dirigirá desde instalaciones del INTA en Madrid y cuenta con la tecnología de varias empresas españolas.