El 10 de diciembre de 2019 el observatorio espacial de rayos X de la ESA, XMM-Newton, celebró su vigésimo aniversario. Una misión que ha destacado sobre todo por su labor para cambiar de manera radical la forma que tenemos de entender los agujeros negros. Aunque, en realidad, ni XMM-Newton ni ningún otro telescopio puede ver agujeros negros con un alto nivel de detalle, los datos y las observaciones de la misión constituyen una importante fuente de información sobre estas misteriosas trampas gravitacionales. En concreto, según explica la ESA, XMM-Newton ha demostrado ser especialmente útil a la hora de aislar rayos X emitidos por átomos de hierro ionizados y a alta temperatura en su camino final hacia el interior de un agujero negro.
Recientemente, XMM-Newton descubrió unos misteriosos destellos procedentes del agujero negro que se halla en el centro de otra galaxia: GSN 069. Estas fulguraciones se producen cada nueve horas aproximadamente, haciendo que el brillo de la emisión de rayos X se multiplique por 100. Se cree que las erupciones proceden de la materia atrapada por la atracción gravitacional del agujero negro o de un agujero negro menos masivo que rodea a otro más masivo. La Agencia Espacial Europea afirma que mientras XMM-Newton se adentra en su tercera década de vida, los agujeros negros y las galaxias en que se encuentran seguirán siendo un objetivo prioritario.