Los primeros resultados recabados por la misión LISA Pathfinder, lanzada en diciembre de 2015 por la Agencia Espacial Europea (ESA), han demostrado que la tecnología necesaria para construir un observatorio de ondas gravitatorias en el espacio es posible.
Tras solo dos meses de operaciones científicas, los resultados muestran que los dos cubos alojados en la nave se encuentran en caída libre, bajo la influencia exclusiva de la gravedad y sin someterse a otras fuerzas externas, con una precisión más de cinco veces mayor de lo exigido inicialmente. El equipo de LISA Pathfinder ha publicado un artículo en Physical Review Letters, que demuestra que las masas de prueba son prácticamente inmóviles una respecto de la otra, con una aceleración inferior a una diez millonésima de mil millonésima de la gravedad terrestre.
La demostración de las tecnologías clave de la misión abre la puerta al desarrollo de un gran observatorio espacial, capaz de detectar ondas gravitatorias procedentes de una gran variedad de objetos exóticos en el Universo. Según Favio Favata, jefe de la Oficina de Coordinación del Directorado de Ciencia de la ESA, Europa entra en un campo nuevo, innovador y muy avanzado.